Dicen que es más fácil escribir con la inspiración sentada justo enfrente de nosotros. Que cuando no nos salen frases para hablar de algo, el mar por ejemplo, hay que agarrar el bolso e ir hasta el pedazo de mar más cercano, o ver una película, o buscar en youtube el ruido de las olas, lo que sea que nos traiga la sensación del mar a la mente.
Esto resulta una obviedad. Pero el buen escritor, ah, ese sabe agarrar a la inspiración del brazo para que no se le escape, no importa en dónde esté. Puede hablar del ruido incesante de las olas, cuando lo único que escucha son los autos que pasan por la avenida de su casa. Puede contarnos sobre la humedad implacable y, que al girar la cabeza para un costado, la nariz queda cerca de la piel del hombro, con olor a sal.
Después de una primera descripción, la imagen se presenta tan fuerte que es más difícil tratar de evitarla que dejarnos invadir los sentidos. Ahí es cuando empezamos a mover los dedos para enterrarlos en la arena fría. Ya tenemos que inclinar la hoja en un ángulo muy preciso porque el sol del mediodía no nos deja leer. Y qué calor. Nos vemos en la necesidad de entrar corriendo al agua. Entrar despacio no es una posibilidad: la ola que rompe en la rodilla salpica hasta el ombligo y nos agarra un frío que parece de fiebre, con el cuerpo todo transpirado y la cabeza hirviendo.
Una vez afuera, podemos volver a la descripción que estábamos leyendo. Nos recostamos sobre el codo derecho y la mano izquierda va pasando las hojas con cuidado para no mojarlas, mientras pensamos en qué habilidad tiene el escritor para hacer un relato tan vívido.
El buen escritor se sobra y se basta él solita. La inspiración es la excusa perfecta del astutoante su falta de concentración. Somos así. Me gustó mucho.
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¡Gracias! Realmente. Cada escritor encuentra algo que le sirva como disparador para crear…
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Es así, poderse transportar sin moverte de donde te encuentres o sin importar donde te encuentres… El escritor, la escritora, deambula entre lo que perciben sus sentidos, lo que sucede a su alrededor y en su interior, lo que crea en su mundo escrito, la ficción, la realidad, todo se entremezcla para que nazca la inspiración en cualquier lugar. Y eso, Candela, eso, es lo fascinante de escribir…
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Tal cual vos decís Sebastián. Gracias por tus palabras.
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